La visita de una niña a la casa de su abuela se convirtió en una experiencia que le cambió la vida cuando se topó con un perro callejero que deambulaba por el patio de la anciana. Conmocionada por el estado demacrado y lamentable del perro, la niña se puso en contacto de inmediato con una organización local de rescate de animales para pedir ayuda.
“Cuando vimos el video de la perra callejera, supimos que teníamos que salvarla”, dijo uno de los voluntarios de la organización de rescate de animales. “Pero cuando llegamos al lugar, el perro había desaparecido. Estábamos decididos a encontrarla y brindarle la ayuda que necesitaba desesperadamente”.
La búsqueda de la perra callejera comenzó en serio, con voluntarios recorriendo el área en busca de cualquier señal de ella. Finalmente, después de horas de búsqueda, uno de los voluntarios vio al perro escondido en un arbusto. Fue una vista desgarradora: el perro no era más que piel y huesos, con llagas infectadas en todo el cuerpo y ojos que parecían reflejar lo peor de su sufrimiento.
“No había absolutamente ninguna justificación de por qué ella estaba en tal condición”, dijo el voluntario. “Había pasado hambre durante meses, y estaba claro que había experimentado una gran agonía durante ese tiempo”.
El equipo de rescate llevó de inmediato a la perra, a quien llamaron Ivy, a su veterinario para recibir atención médica urgente. Ivy dio positivo por babesiosis, una enfermedad grave transmitida por garrapatas, y requirió una transfusión de sangre. También recibió un baño medicado para ayudar a tratar la condición de su piel.
“Cuando le ofrecimos comida a Ivy por primera vez, ella la miró vacilante, como si nunca antes hubiera visto una buena comida”, relató la voluntaria. “Fue desgarrador pensar en lo que debió haber pasado”.
A pesar de su frágil condición, Ivy mostró una notable resistencia. Después de solo un día de tratamiento, comenzó a ganar confianza y estaba menos asustada. Comenzó a comer con más fuerza y en una semana había ganado más de 2 kilogramos, con un peso de 7,65 kilogramos.
“El progreso de Ivy fue realmente notable”, dijo el veterinario. “Su voluntad de sobrevivir y recuperarse fue verdaderamente inspiradora”.
Después de siete días de cuidados intensivos, Ivy finalmente pudo salir de la oficina del veterinario. Meneó la cola con emoción mientras abordaba el “autobús feliz” de la organización de rescate, que la llevaría a su nuevo hogar en el Reino Unido con su nueva madrina.
“Estábamos encantados de ver la transformación de Ivy”, dijo el voluntario. “Había recorrido un largo camino desde el perro demacrado que encontramos en el patio. Ahora estaba lista para comenzar un nuevo capítulo en su vida”.
El viaje de Ivy hacia la recuperación fue posible gracias a la generosidad de los donantes que apoyaron a la organización de rescate de animales. La organización expresó su más sincero agradecimiento a quienes habían donado para proporcionarle a Ivy las comidas y la atención médica que tanto necesitaba.
“Gracias al apoyo de nuestros donantes, Ivy ahora tiene la oportunidad de tener una vida feliz y saludable”, dijo el voluntario. “Su historia es un testimonio del poder de la compasión y la diferencia que podemos marcar cuando nos unimos para ayudar a los animales que lo necesitan”.
Hoy, Ivy prospera en su nuevo hogar en el Reino Unido, donde está rodeada del amor y el cuidado de su madrina. Su cuerpo, una vez triste y demacrado, ha sido reemplazado por un perro sano y feliz que disfruta de sus comidas con gusto y mueve la cola con alegría.
“La vida de Ivy se ha transformado”, dijo su madrina. “Ella ha traído tanta felicidad y amor a nuestras vidas, y estamos agradecidos todos los días de haber podido darle una segunda oportunidad. Ivy es un verdadero testimonio de la resiliencia y el espíritu de los animales de rescate, y su historia es un recordatorio de la importancia del bienestar animal y el poder de la compasión”.
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